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sábado, 3 de diciembre de 2011

Capítulo V: Declaración amorosa, momento memorable y una ilusión


Amayda, decide pasarse, a la semana después de lo sucedido por la Taberna de Giran, a tomarse algo, conocer gente nueva y compartir un rato con los ya conocidos.
Cuando ya el Sol desaparecía, dejándole paso a la Luna y Amayda llegaba a la Taberna, con una amplia sonrisa y decide entrar. Nada más entrar, se encuentra con él, el elfo que no podía sacar de su cabeza tras ese día.  Decide saludarle con la mano, intentando escabullirse de él, por vergüenza y a la vez, miedo.

-Buenas noches, señorita Amayda -la llama por su nombre, después de haberlo preguntado a terceras personas-.
-Muy buenas noches, señorito... -se queda perpleja al ver que la llama por su nombre-. Si me disculpáis, voy a por una copa..
-Os acompaño, ¿os parece? -sonríe sutílmente, observando a Amayda-.
-Como vos veáis, no sería ningún problema para mí, claro está.. -sonríe, pidiendo la bebida a Roldan-.
-Disculpa mi descortesía, señorita Amayda, mi nombre es Arsem... -se presenta,apoyado en el mostrador, esperando la bebida de la drow-.
-Oh, es una placer saber vuestro nombre, señorito Arsem. -Sonríe, suspirando algo nerviosa-. ¿Sabéis algo? Necesitaré hablar luego a solas con usted, tengo algo que contadle.
-Oh,vaya...Sí sí, claro.. Te esperaré en el lago de las afueras de Giran, por si os apetece acercaros y hablemos más tranquilos -sonríe mientras se marcha de la Taberna-.
-Sí claro, enseguida estaré ahí... -mientras le ve alejarse, decide entrar en el cuartillo de la Taberna donde aún permanecía algunas pertenencias de ella, de cuando trabajaba allí y hace las maletas, y sin percatarse de Delta, con lágrimas en los ojos, decide marcharse, sin darle explicaciones a nadie-.

La joven sale por la puertecilla de la salida del Sur de Giran, encontrándose con Arsem sentado en la roca del lago y decide aparcar sus pertenencias en el césped,en la salida recién y decide bajar hasta hacerse ver por él.

-Vaya, veo que por fin os habéis atrevido a venir, señorita Amayda -la invita a sentarse con un gesto de manos-.
-Así es, señorito Arsem -sentándose a su lado, suspira y se decide a hablar-. Primeramente, os quería decir que me marcho al Norte, y no sé cuando regresaré, quizás pronto, quizás nunca.. -comienzan a rayarse sus ojos de lágrimas-.
-Oh no, ¿por qué os marcháis del Sur? ¿Os ocurre algo? -le pregunta,preocupado-.
-Sí, algo me ocurre, y es el motivo por el cuál no regresaré por un largo tiempo al Sur... -agacha la cabeza, algo triste-.
-Anda, contadme eso que tanto perturba en vuestra cabeza, Amayda... Sé valiente..
-Hace poco tiempo que os conozco, pero vuestra presencia el primer día que le serví en la Taberna me impactó, y os confieso que no he podido dejar de pensar en vos. Disculpad mi atrevimiento, pero es así, señorito Arsem. Ese es el motivo por el cual me voy al Norte, para alejarme de vos y no hacerme más daño con vuestro rechazo...
-¿Quién os ha dicho que yo os rechazo, Amayda?... Desde el primer día que os ví servirme en la Taberna, no he podido sacarte de mi cabeza, ha sido una bendición conocerte, de veras os lo digo... -tomando a la drow de la barbilla,levantándole la mirada-.
-¿De verdad habéis dicho eso? ¿De veras que no sólo yo siento esto, es mutuo? No me puedo creer que algo tan maravilloso esté pasando, señorito Arsem.
-Pues no lo penséis más, es así, creéroslo, esto que siento por vos es tan especial... -decide acercarse a sus delicados labios,entrecerrando sus ojos-.
-Lo creeré -lo susurra, casi entrecortándose las palabras, fundiéndose en un cálido beso lleno de caricias-.

Los jóvenes deciden regresar a la Taberna a celebrar la unión entre ambos, felices. Al regresar a la Taberna, Delta sale corriendo, sin querer saber nada de Amayda, y ésta la sigue hasta llegar a la Biblioteca de Giran y Amayda, totalmente cansada de correr, la toma de los hombros y la detiene:

-¿Pero qué os pasa, señorita Delta? ¿Por qué tan brusco gesto hacia mí? ¿Algo malo os he hecho? ¡Decidme,decidme! -le mira algo alterada, sintiendo miedo al ver a su amiga tan distante-.
-Os queríais ir sin darme explicación ninguna... ¿Queréis juntaros con Venethor,verdad? -le mira con algo de desagrado-.
-¿Pero qué decís? ¿Estáis loca? No sabéis de que estáis hablando, señorita -se puede observar el enfado de la drow-. Jamás me uniría a ningún bando, al menos hasta hora, y si lo hiciera, seríais la primera en saberoslo, pero sabéis de primera mano, es decir, por mí misma, por Amayda Ghyt, que yo me mantengo al márgen de todo lo que está ocurriendo.
-Vaya, pues..sí es así, disculpadme Amayda, pensaba que era así, ya que me lo dijeron algunos clientes de la Taberna... -le mira algo triste-.
-Si es así, ¿ya hemos perdido la amistad,Delta? Digo...ya que habéis perdido la confianza en mí, creyendo a terceras personas que no saben ni lo mínimo de mí.
-No Amayda, de verdad disculpadme, pensé mal... -suspira profundamente,apoyándose a la mesilla de la Biblioteca-.
-Bueno, realmente disculpadme a mí también por irme sin deciros el porqué, realmente ... estoy con Arsem, el elfo.. -sonríe mientras abraza a su amiga-. Soy tan feliz, Delta..
-Oh, era lo que menos esperaba, Amayda -recibiendo el abrazo, sonriendo-. Me alegro mucho ,amiga.

Casi la Luna desapareciendo para sederle el puesto al Sol , Amayda decide marcharse a casa a cuidar a los pequeños y levantarles para que fueran a la Biblioteca a leer, como todas las mañanas. La sonrisa de Amayda puede notarse desde la lejanía.

martes, 8 de noviembre de 2011

Capítulo 4 -Tabernera, la peor decisión-


Un día como otro cualquiera, la joven Amayda ya llevaba unos días trabajando en aquella Taberna situada en el pasillo derecho de Giran, cuando conoció a un apuesto elfo de luz, y de primera vista, le impactó demasiado y , sonriendo le propuso entrar a tomarse algo.


-Bienvenido, señorito -haciendo una leve reverencia, le mira, sonriendo-. ¿Deseáis tomaros algo? 
-Vaya...-el elfo mira a la Tabernera de forma extraña tras su forma de actuar tan peculiar-. Pues sí, ¿por qué no?
-¡Genial! Bueno, ¿Queréis sentaros allí, junto a esas personas? Seguramente qué, tal y como ya les conozco, no les importará.
-Bueno, si ellos no tienen problema con que yo me siente con ellos, pues menos problema tendré yo. -Sonríe de una manera dulce,mirándola-.
-Bien, ¿Qué queréis tomar? Tenemos Vino Élfico, Vodka, Ron ,Cerveza negra... 
-Pues ponedme un Vino Élfico, por favor, señorita.. -dirigiéndose a la mesa, con aquellas personas desconocidas para él-.
-Por supuesto, señorito. -Va al mostrador y pide el Vino Élfico, sirviéndoselo más tarde al recién llegado-.
-¿Por qué no os sentáis vos con nosotros también, señorita? -dirigiéndose a la Tabernera.
-Bueno, no debería pero, ¿por qué no? En cuánto entre gente, me iré al mostrador, ¿está bien? -Va a por una copa de Vodka, su bebida favorita, al mostrador y se sienta en la mesa, con todos-.


Después de una larga conversación, risas, juegos, confesiones y demás, Amayda decide cerrar la Taberna, ya casi amaneciendo.


Dirigiéndose hacia su aposento, se encuentra con un grupo de personas algo extrañas en Rune, oscuras e indiscretas. Amayda prefirió seguir de largo, ni siquiera mirar, y entró en la casa, aún escuchándose sus conversaciones en altas voces y se encuentra con los niños, en la cama, pero aún sin dormir y se dirige hacia ellos,para contarle como ha ido su día y que ellos lo hagan también.


Días después, Amayda no podía dejar de pensar en aquel elfo que osó ofrecerle un asiento junto a él,y junto a ellos, pero sobre todo, que él fuese quien la invitase. Algún nuevo sentimiento nacía dentro de la drow. Decidió dejar de trabajar en la Taberna, pensaba que lo que estaba sintiendo no podría estar sucediendo y mucho menos, querer que fuese mutuo. 
Encontrándose en la Taberna con su amiga Delta, decide hablar con ella seriamente.


-Señorita Delta, ¿podemos hablar? Es importante.. -se torna más seria de lo común, ya que siempre solía tener una sonrisa en su rostro-.
-Claro Amayda, ¿Qué ocurre? -le mira fijamente a los ojos, demasiado preocupada-.
-¿Recuerdas que llevas días ayudándome con la Taberna y que os gusta mucho este trabajo, cierto? -finge muy bien sonreír-.
-Oh, sí claro Amayda, ¿pero qué tiene que ver eso con lo que tenéis que hablar conmigo? -sonríe al creerse que ella sonreía-.
-Yo ya no debo seguir trabajando aquí, Delta. Llevadla vos. -Coloca su mano en el hombro de Delta-. Sé que lo harás mucho mejor que yo, os irá genial.
-No, no podéis hacer eso, Amayda. ¿Hay algún motivo por el cual lo hagáis?
-Sí, claro que hay motivo, pero es una tontería. Sólo os pido que me hagáis ese favor que tanto necesito, ¿vale? Pasaré por aquí a tomarme algunas copitas de Vodka para no variar, ¿está bien? -esta vez sonríe con gratitud-.
-Si tanto insistís, Amayda, os concederé ese deseo -comienza a reír, bromeando-.
-Sabía que vos, justamente vos, no me fallaríais en momentos como estos, más adelante os contaré que tal tontería es lo que pasa por mi cabeza como para dejar el empleo.


Delta, la nueva Tabernera, la invita a una copa de Vodka y se sientan las dos a seguir hablando sobre el tema y sobre otras variaciones más. 
Cayendo ya la noche, Amayda decide marcharse, despidiéndose de buena manera de Delta. Ya Delta cerrando la Taberna, Amayda queda unos minutos frente de las puertas cerradas y suspira, recordando todo lo que ha vivido ahí y lo bien que lo ha pasado.
Tiempo después, se dirige a la ciudad de Aden a comprarse nuevos ropajes con el sueldo cobrado en el tiempo trabajado. 
Haciendo tiempo hasta que casi amaneciera para volver a casa, para que los pequeños no se dieran cuenta de su dimisión en el trabajo, sigue pensando en él, en el elfo.
Días después, Amayda está decidida declararse al elfo en cuánto se lo encontrara.




viernes, 4 de noviembre de 2011

Capítulo 3 -De Norte a Sur, cambio radical-


Como propuesto lo tenía la joven Amayda, llegó a la ciudad de Giran, precisamente a la gran plaza comercial. Observando a todas las personas que andaban comerciando, para ser explícita, mayormente a los enanos de la plaza. Decide comenzar a buscar empleo por la ciudad, pensando así que por ser grande y comercial, tendría muchas cosas en las cual emplearse. Camina por toda la plaza y los pasillos de ella, sintiéndose muy observada, y sobre todo, mal vista.
Sus ropajes cortos,algo antiguos y rasgados, daban mucho de lo que mirar.


-Una drow en el Sur -cuchicheaba uno.
-Oh, por Einhasad, como osa poner un pie una aliada de Venethor en las tierras de Radahm -comentaba otra-.
-Deberíamos echarla, ¿no creéis? -se rumoreaba y proponía por otros lados-.


Aún así, Amayda no prestaba mucha atención a los incómodos susurros, críticas y a las cerradas personas que prejuzgaban antes de conocer.


-Vaya vaya.. -ya la joven sentada en las afueras de la ciudad,en un lago-, qué gran diferencia del Norte al Sur, en el Norte, te trataban sin respeto, o quizás, sin educación o sin tacto, pero es que en el Sur, los susurros incómodos son como pinchazos que se clavan en el alma y atraviesan más allá de él, llegando a herir los sentimientos y rozar el miedo.


Comiéndose una manzana, aún sentada en el lago, comenzaba a recordar las palabras de su madre, y sonreía al pensar que razón no le faltaba en sus consejos y prevenciones. Al terminar de comer, se pone en pie, decidida a encontrar empleo.


-Si algo hice desde pequeña, fue trabajar, y ahora de mayor , ¿no lo haré? Válgame por Shillen, eso jamás. Además, creo que sé algo sobre servir, buena actitud con la clientela, y demás...¿Habrá alguna Taberna cerca? -pensaba en voz alta durante todo el camino, sin importarle las personas que puedieran escucharla o tomarla por trastornada-.


 Caminando por los pasillos de Giran, observa unas puertas, más grande de lo normal, abiertas. Aún temerosa por lo que pudiera esperarle si entraba, se quedó unos largos minutos fuera, cruzada de brazos, decidiendo que sería lo mejor hacer. Al cabo de unos veinte minutos, aproximadamente, decidió a entrar y se encontró tan sólo a dos personas, de pura casualidad, a los que trabajaban en ella.


-Buenos días, disculpad mi intervención o si interrumpo algo, ¿trabajáis aquí?
-Oh -Roldan, el señor que servía las bebidas, se fijó muy bien en su raza y suspiró-así es, señorita ¿por qué preguntáis?
-Es que necesito emplearme en algo, se me da bien servir, soy educada y de buena presentación ante la clientela. Ya sé que estos ropajes no son los adecuados para presentarme aquí ni para trabajar, pero cierto es que, si no trabajo, no podré cambiarlos.
-Pues, dejadme consultarlo con la cocinera... -Roldan se gira hacia Adrienne y comienzan a hablar en susurros, con críticas pero sacando las virtudes que ella podría darle a la Taberna-.
-Oh sí, claro señorito... -se aleja unos pasos para dejarles hablar con tranquilidad,ansiosa por la respuesta-.
-Está bien, señorita, trabajaréis aquí, realmente no le negaremos que necesitamos una Tabernera que reparta las bebidas y comidas en las mesas, y sobre todo, una persona carismática -dice el joven mientras saca una hoja y una pluma-. Rellenad los campos vacíos y firmad.
-Oh, por los Dioses -se retiene en mencionar solamente a Shillen, sabiendo que no sería grato para los oídos de los trabajadores-, muchísimas gracias, señorito -dice mientras, sin pensarlo dos veces, rellena los campos y firma-.
-Mi nombre es Roldan , el servidor de bebidas, y ella, Adrienne,la cocinera. Desde esta noche comenzarás a trabajar aquí, atraed a gente, necesitamos revivir esta Taberna.


Tras una larga conversación entre los trabajadores y la nueva Tabernera,la joven Amayda Ghyt, comienza a atardecer y se dirige a la ciudad de Rune,a su aposento. Decidida a descansar antes de ir a trabajar a la Taberna, se encuentra, frente de la puerta de su aposento, a dos niños (una niña y un niño), sentados en medio de rocas y con sus ropajes rasgados, comiendo los restos que, los habitantes de Rune dejaban por los suelos. Amayda, al ver tal acto frente sus ojos, decide acercarse apresuradamente a ellos:


-Por los Dioses, ¿Qué os ha pasado para que estéis en tal situación,pequeños? ¿Y vuestros padres? -observa atentamente a los niños,muy preocupada.
-Oh, no queríamos preocuparos, señora, disculpadnos.. -le dice el niño drow-.
-Hermanito, decidle la verdad -la niña drow más sincera,habladora y los ojos rallados de lágrimas-. Lo que nos ha ocurrido, señorita es que nuestros padres han muerto en la Guerra entre el Norte y el Sur...y ellos sabiendo lo que iba a suceder, decidieron mandarnos a una ciudad para que no muriéramos nosotros...
-Por Shillen Santa... Entrad,entrad aquí... -los toma a los dos de los hombros, con un aire maternal y a la vez dulce-.


Después de bañarles, vestirles con ropa algo nueva que tenía de cuando ella era una niña (y sí,al niño también le arropó con ropajes femeninos), acostarlos en las camas que habían en el cuarto final de la casa, y cuando ellos se encuentran ya dormidos, decide sentarse unos minutos en el sofá de la sala antes de tener que ir a trabajar.


-Les dejaré una nota en la mesilla de ese cuarto para que no se preocupen cuando se levanten y no me encuentren aquí. -Piensa en alto, tomando una hoja en blanco y una pluma del cajón y comienza a escribir-.  "Pequeños míos, no os preocupéis si cuando os despertéis no estoy en el aposento, he dejado la comida en la mesilla de la sala, tapada para que no se os ensucie, he cerrado la puerta, así no saldréis si yo no estoy a vuestro alcance para vigilaros y que no os pase nada. Quedaros aquí que yo me propongo cuidarles como si míos fueran, si lo aceptáis,claro. Llegaré a la madrugada, casi al amanecer, ya que estoy trabajando. Un beso enorme, preciosos. Post Data: tenéis juegos de mesa en el cajón de la sala, jugad y pasaroslo bien."


Tras dejar la carta en la mesilla del cuarto, decide ir a la Taberna de Giran, algo apurada por miedo a llegar su primer día tarde.

martes, 1 de noviembre de 2011

Capítulo 2 ~Nuevo hogar, nueva vida~


La joven drow, llega a una ciudad, ella notando que podría permanecer al Norte. Ve a un muchacho, y no pudiendo negar su curiosidad, se acerca a él y le pregunta:


-Disculpe, señor. ¿Sabéis que ciudad es esta? Disculpad mi atrevimiento de osar molestarle, pero necesito saber donde estoy, ya que vengo andando después de un duro y casi eterno viaje -sonríe de forma agradable-.
-Bah, típicas recién independientes. Estáis en la ciudad de Rune, drow,Rune se llama, -le dice con un tono antipático y cansado a la vez-.
-Vaya, muchísimas gracias y perdonad las molestias nuevamente, señor- hundida en sus pensamientos: "Será cierto que mi madre no mentía en ningún detalle sobre las personas que habitaban en el Norte. Pero bueno, será mejor que busque un aposento en el cual pasar, más que sea, las noches".


Andando y andando sin detenerse, baja una pequeña cuesta y encuentra una cabaña de madera , y justo, pegado a su puerta, había un cartel en el cual decía: 


"Se vende o se alquila, hablad con la propietaria que, aún permanece dentro de la casa".


La joven, osa tocar la puerta con sutíl tacto , y con algo de miedo por la respuesta del huésped, con la experiencia adquirida de la gente del Norte, deja las maletas en el suelo y se lleva las manos a las espaldas, agarrando con una, la muñeca contraria.


-¿Sí? -Sale la señora del aposento y mira a la joven muchacha complemente, sin perderse ningún detalle-.
-Disculpad, señora. Por lo que he leído en el cartel que cuelga en su mismísima puerta, vendéis o alquiláis este aposento, ¿verdad? -osa preguntarle, con voz temerosa pero firme-.
-Así es, drow. Pasad si queréis para que la veáis y decidáis -observa los cortos ropajes de Amayda, y lo bien que le quedaban puesto su sensual y excelente figura-.
-Vaya -algo sorprendida por la actitud contraria del anterior habitante de esa ciudad-, muchísimas gracias, señora -entra con paso lento y firme, cargando sus mochilas-.
-Bien, podéis observar y calificar todas las partes de la casa, os esperaré en la sala -la señora intenta ser educada, ya que su único objetivo era venderle o alquilarle la casa, para desprenderse de ésta-.
-Está bien, con permiso. -La joven comienza a observar detenidamente todos los cuartos del aposento y cada detalle de ellos y se dirige a la sala,a los minutos después-. La casa está en perfecto estado, ¿cuánto valdría alquilarla?.
-Pues unas mil adenas a la semana, señorita -muestra su sonrisa de oreja a oreja-. ¿Qué os parece?
-Sí, sí claro. -Saca de su monedero unas mil adenas de las dos mil que le había dado su madre el día que se fue de casa-. Tomad -le entrega el dinero, muy feliz-.
-Vendré cada semana a recoger el dinero, ¿de acuerdo? -le entrega una copia de las llaves del aposento-. Hasta más ver -la señora, mientras salía de la puerta, quitaba el cartel que colgaba de la puerta-.


Amayda, aún deshorientada del mundo nuevo que le espera, decide abrir sus mochilas y colocar todo en su casa. A las horas después de haber colocado y descansado un poco, después del largo trayecto y el lío de colocar, sale de su casa, cerrando la puerta.


-Vaya vaya, espero que esta noche sea mejor que el día en cuánto vine... -piensa en voz alta, sonriendo pero a la vez suspirando-. Iré a visitar las tierras del Sur, debe de ser muy interesante conocer los dos continentes, aunque sería mejor no ir muy rápido, pero vayamos...


Decide ponerse en marcha hacia la ciudad de Giran, con una sonrisa espectacular, ansiosa de saber que le esperaba en el continente del Sur.





lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 1 ~La independización~


Un pleno día, iluminado por la claridad y rayos de luz del Sol, Amayda se despierta con una bella sonrisa dibujada en su rostro. Ese día, la joven decidió que ya era hora de marchar hacia una nueva ciudad, sola. Llamó a su madre con un dulce tono de voz y le propuso sentarse las dos en el sofá, necesitaba hablar con ella.
-Madre, sé que no es grato para vos saber que...he de irme.
-Pero Amayda, hija, ¿Por qué os váis? ¿Os ocurre o necesitáis algo?
-No, madre. En absoluto, solamente he decidido que ya soy lo suficientemente mayor y responsable para poder manejarme por mí misma -sonriendo amablemente-.
-Pues... viéndolo desde ese punto de vista, hija, tenéis razón... Pero prometedme que, el día que os falte algo volveréis aquí sin duda ninguna.
-Por supuesto, madre. Eso no lo deberíais ni dudar -aún manteniendo su leve sonrisa-, es más, os vendré a visitar cada semana y os traeré algo de lo que gane, ya que sabéis que he de buscarme algún empleo para poder sobrevivir a las afueras, y un nuevo hogar.
-Sí hija, no os preocupéis por eso, manteneos vos, y si algo os sobra, será bienvenido en esta casa. Ya sabéis de lo que os he hablado sobre el Norte y el Sur, ¿verdad?
-Sí madre, como os lo dije en su día, me mantendré al márgen.  No quisiera involucrarme en guerras y malentendidos, no sería nada grato para mí.
-Lo sé,pequeña. Aunque de antemano os digo, que si váis al Sur, serás prejuzgada ante los demás que creen, y hacen caso sumiso al señor Radamh. No os penséis que, como vos sois neutral y os mantenéis al márgen, todo los señores y señoras del Sur lo comprenderán, es más, quizás tampoco lo comprendan mucho los señores y señoras del Norte, incluso dudo que os acepte Venethor tal y como sois. Yo os acepto porque eres mi hija, pero no penséis que la vida ahí fuera será como lo es aquí, dentro de casa.
-Lo sé mamá, lo sé -suspira profundamente, inhalando una buena bocanada de aire-, ya no le déis más vuelta a la cabeza sobre ese tema, madre. Todo ocurrirá como el destino lo tenga previsto. En el caso que necesite algo o alguna duda ose permanecer en mi cabeza, no dudéis que estaré aquí.
-Bueno -la madre se pone en pie,sonriendo-, iros ya pues, que sino no aceptaré que os iréis, y me pondré a lloriquear como una niña.
-Está bien, madre Rosalía, no lloréis porque no merece ninguna lágrima el hecho de que yo me vaya, ya que eso no quiere decir que me perderéis, ¿Vale? -toma sus mochilas de viaje, con su ropa,accesorios, pociones y nuevas cosas necesarias para el mundo real, el de afuera-. Adiós madre, pronto nos veremos -le da un pleno beso en la mejilla, con mucho amor continuado de su salida por la puerta con lentitud, hundida en pensamientos-.
-Adiós mi adorada niña,adiós.. -observa como su hija se marcha y, cuando ya no logra ver más de su excelente figura, cierra la puesta con mucha lentitud, terminando apoyándose en ella,algo triste-.


La joven muchacha camina por los senderos, pantanos y pueblos apartados hasta llegar a la Villa. A su llegada, se encuentra con muchas más personas de las que imaginaba, más de las que había visto, ya que vivía en un pueblo muy apartado en las cual habitaban tres vecinos, o como más proponer, cuatro. Felizmente, decide ponerse en marcha a su emprendedor y largo viaje, destino a la gran ciudad comercial, Giran.




"Déjame ser tal y como soy"