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martes, 8 de noviembre de 2011

Capítulo 4 -Tabernera, la peor decisión-


Un día como otro cualquiera, la joven Amayda ya llevaba unos días trabajando en aquella Taberna situada en el pasillo derecho de Giran, cuando conoció a un apuesto elfo de luz, y de primera vista, le impactó demasiado y , sonriendo le propuso entrar a tomarse algo.


-Bienvenido, señorito -haciendo una leve reverencia, le mira, sonriendo-. ¿Deseáis tomaros algo? 
-Vaya...-el elfo mira a la Tabernera de forma extraña tras su forma de actuar tan peculiar-. Pues sí, ¿por qué no?
-¡Genial! Bueno, ¿Queréis sentaros allí, junto a esas personas? Seguramente qué, tal y como ya les conozco, no les importará.
-Bueno, si ellos no tienen problema con que yo me siente con ellos, pues menos problema tendré yo. -Sonríe de una manera dulce,mirándola-.
-Bien, ¿Qué queréis tomar? Tenemos Vino Élfico, Vodka, Ron ,Cerveza negra... 
-Pues ponedme un Vino Élfico, por favor, señorita.. -dirigiéndose a la mesa, con aquellas personas desconocidas para él-.
-Por supuesto, señorito. -Va al mostrador y pide el Vino Élfico, sirviéndoselo más tarde al recién llegado-.
-¿Por qué no os sentáis vos con nosotros también, señorita? -dirigiéndose a la Tabernera.
-Bueno, no debería pero, ¿por qué no? En cuánto entre gente, me iré al mostrador, ¿está bien? -Va a por una copa de Vodka, su bebida favorita, al mostrador y se sienta en la mesa, con todos-.


Después de una larga conversación, risas, juegos, confesiones y demás, Amayda decide cerrar la Taberna, ya casi amaneciendo.


Dirigiéndose hacia su aposento, se encuentra con un grupo de personas algo extrañas en Rune, oscuras e indiscretas. Amayda prefirió seguir de largo, ni siquiera mirar, y entró en la casa, aún escuchándose sus conversaciones en altas voces y se encuentra con los niños, en la cama, pero aún sin dormir y se dirige hacia ellos,para contarle como ha ido su día y que ellos lo hagan también.


Días después, Amayda no podía dejar de pensar en aquel elfo que osó ofrecerle un asiento junto a él,y junto a ellos, pero sobre todo, que él fuese quien la invitase. Algún nuevo sentimiento nacía dentro de la drow. Decidió dejar de trabajar en la Taberna, pensaba que lo que estaba sintiendo no podría estar sucediendo y mucho menos, querer que fuese mutuo. 
Encontrándose en la Taberna con su amiga Delta, decide hablar con ella seriamente.


-Señorita Delta, ¿podemos hablar? Es importante.. -se torna más seria de lo común, ya que siempre solía tener una sonrisa en su rostro-.
-Claro Amayda, ¿Qué ocurre? -le mira fijamente a los ojos, demasiado preocupada-.
-¿Recuerdas que llevas días ayudándome con la Taberna y que os gusta mucho este trabajo, cierto? -finge muy bien sonreír-.
-Oh, sí claro Amayda, ¿pero qué tiene que ver eso con lo que tenéis que hablar conmigo? -sonríe al creerse que ella sonreía-.
-Yo ya no debo seguir trabajando aquí, Delta. Llevadla vos. -Coloca su mano en el hombro de Delta-. Sé que lo harás mucho mejor que yo, os irá genial.
-No, no podéis hacer eso, Amayda. ¿Hay algún motivo por el cual lo hagáis?
-Sí, claro que hay motivo, pero es una tontería. Sólo os pido que me hagáis ese favor que tanto necesito, ¿vale? Pasaré por aquí a tomarme algunas copitas de Vodka para no variar, ¿está bien? -esta vez sonríe con gratitud-.
-Si tanto insistís, Amayda, os concederé ese deseo -comienza a reír, bromeando-.
-Sabía que vos, justamente vos, no me fallaríais en momentos como estos, más adelante os contaré que tal tontería es lo que pasa por mi cabeza como para dejar el empleo.


Delta, la nueva Tabernera, la invita a una copa de Vodka y se sientan las dos a seguir hablando sobre el tema y sobre otras variaciones más. 
Cayendo ya la noche, Amayda decide marcharse, despidiéndose de buena manera de Delta. Ya Delta cerrando la Taberna, Amayda queda unos minutos frente de las puertas cerradas y suspira, recordando todo lo que ha vivido ahí y lo bien que lo ha pasado.
Tiempo después, se dirige a la ciudad de Aden a comprarse nuevos ropajes con el sueldo cobrado en el tiempo trabajado. 
Haciendo tiempo hasta que casi amaneciera para volver a casa, para que los pequeños no se dieran cuenta de su dimisión en el trabajo, sigue pensando en él, en el elfo.
Días después, Amayda está decidida declararse al elfo en cuánto se lo encontrara.




1 comentario:

  1. sube luego el proximooooo me encanto ! un beso lindo blog te sigo ♥

    http://chasingmyinstinct.blogspot.com/ :)

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